La Gran Esfinge de Guiza es una monumental escultura, que se localiza en la ribera occidental del río Nilo, en la ciudad de Guiza, a unos veinte kilómetros al suroeste del centro de El Cairo, en Egipto. Los historiadores estiman que fue esculpida c. s. xxvi a. C., formando parte del complejo funerario del rey, durante la dinastía IV de Egipto.
El gran monumento se esculpió en un montículo de roca caliza situado en la meseta de Guiza. Tiene una altura de unos 20 metros aproximadamente y 73 metros de longitud. La cabeza podría representar al faraón Kefrén , teniendo el cuerpo la forma de un león con el rabo o cola recogido por el lado derecho. En épocas antiguas estaba pintada en vivos colores: rojo el cuerpo y la cara, y el nemes que cubría la cabeza con rayas amarillas y azules.
La piedra caliza de la zona se compone de diversas capas, que ofrecen diferente resistencia a la erosión (sobre todo causada por el viento y la arena arrastrada por el viento), lo que conduce a la degradación desigual que se aprecia en el cuerpo de la Esfinge. La parte más baja del cuerpo, incluidas las patas, es roca sólida. El cuerpo del animal hasta el cuello está formado por capas más blandas que han sufrido una desintegración considerable. La capa en la que se esculpió la cabeza es mucho más dura. Se sabe que existen varios pozos "sin salida" dentro y debajo del cuerpo de la Gran Esfinge, muy probablemente excavados por cazadores de tesoros y ladrones de tumbas.
el estudio de la cara de la Esfinge muestra que se clavaron largas varillas en la zona de la nariz, una desde el puente y otra debajo del orificio nasal, y luego se utilizaron para arrancar la nariz hacia el sur, lo que hizo que la nariz de un metro de ancho se haya perdido hasta la fecha. Mark Lerner, quien realizó un estudio arqueológico, llegó a la conclusión de que se rompió intencionalmente con instrumentos en un momento desconocido entre los siglos III y X d.C. Los dibujos de la Esfinge realizados por Frederic Louis Norden en 1737 muestran la ausencia de la nariz. Existen muchos relatos populares sobre la destrucción de su nariz, que intentan dar una respuesta a dónde fue o qué pasó con ella. Una de ellas la atribuye erróneamente a las balas de cañón disparadas por el ejército de napoleón bonapartarte.
Además de la nariz perdida, se cree que se adjuntó una barba faraónica ceremonial, aunque puede haber sido añadida en períodos posteriores a la construcción original. El egiptólogo Vassil Dobrev aseguro que si la barba hubiera sido una parte original de la Esfinge, habría dañado la barbilla de la estatua al caer. La falta de daños visibles apoya su teoría de que la barba fue un añadido posterior.
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