El laberinto perdido del antiguo egipto

En el siglo V a.C. El historiador griego Heródoto viajó a Egipto y visitó la actual región de El Fayum, situada al sur del delta del Nilo, a unos 100 kilómetros al sudoeste de El Cairo. Allí vio un gran lago que los egipcios denominaban mer-uer y que él denominó Meris (el actual lago Moeris). Cerca del lago, en Hawara, vio la pirámide de Amenemhat III (faraón de ls XII dinastía), construida en siglo XIX a.C. y cuyo complejo funerario era el más grande del Imperio Medio. Y junto a ella un gran laberinto:




El laberinto era un inmenso complejo de edificios interconectados al sur de la pirámide, que abarcaban una superficie de unos 70.000 metros cuadrados, y que tenían en conjunto unas 3.000 habitaciones distribuidas en dos plantas, una de ellas subterráneas, en torno a 12 patios. Cuando lo visitó solo le permitieron recorrer el nivel superior, ya que los egipcios que lo custodiaban no le dejaron acceder a lo que le informaron eran las bóvedas funerarias de los faraones que habían construido el laberinto, y de los cocodrilos sagrados.


Antiguamente el recinto todavía se utilizaba de forma ceremonial, y esa fue la causa de que a Heródoto le prohibieran el paso. Posteriormente, con el paso del tiempo el laberinto y el complejo que durante la Antigüedad tardía se consideraban entre las maravillas del mundo, desaparecieron.

















Serían utilizados como cantera desde tiempos romanos, y los investigadores modernos empezaron a preguntarse si alguna vez habría existido o solo eran exageraciones de los escritores antiguos. En 1888 el egiptólogo Flinders Petrie comenzó a excavar el lugar, llevándose una gran decepción pues todo el laberinto estaba completamente destruido, y no pudo recuperar ninguna parte del complejo.


En 1911 Petrie volvió a Hawara y siguió excavando el laberinto, en el que encontró muchos de los famosos retratos de El Fayum, en momias de época romana. También halló fragmentos de dos estatuas colosales del faraón Amenemhet III sentado, de las que solo quedaban los pedestales. Estos enormes pedestales se denominan los Colosos de Biahmu, por el lugar donde aparecieron.















Petrie publicó un plano con una reconstrucción parcial del Laberinto, compuesto por 18 grandes cámaras separadas por tres pasillos principales, dos laterales y uno central. En total se cree que debió tener unos 300 metros de largo por 244 de ancho, suficientemente grande como para albergar dentro los grandes templos de Karnark y Luxor.

















De este gran complejo identificado como el laberinto hoy solo quedan algunas ruinas y fragmentos de columnas de granito, algunos muros y sus cimientos, jambas de puertas, y partes de estatuas. Sin embargo, no todos los investigadores están de acuerdo. Algunos, como Montet o von Däniken, creen que el auténtico laberinto todavía permanece oculto en algún lugar de la zona de Hawara, a la entrada del canal del lago Moeris.

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