Ballenas en el desierto

El Valle de las Ballenas,  está ubicado a 160 kilómetros de las Pirámides de Giza, es un antiguo desierto que en la antigüedad fue un gran océano. Ahora, se ha descubierto que resguarda uno de los mayores secretos de la evolución de la vida terrestre.




Los arqueólogos descubrieron a unos 160 kilómetros al suroeste de la meseta de Giza uno de los más grandes tesoros del mundo, al grado de ser designado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2005. Wadi Al-Hitan también conocido como el valle de las ballenas,  posee cientos de fósiles de algunas de las primeras formas de ballenas, conocidas como arqueocetos, enterradas bajo las arenas del desierto. 







Todo esto se debe a que, hace 40 millones de años aproximadamente, el  océano de Tetis cubría la región, en donde nadaban bestias hoy extintas. Entre ellas destacaban unas criaturas de más de 15 metros de largo, con enormes mandíbulas y dientes dentados. Cabe destacar que no se parecían en nada a lo que vive actualmente en los mares.


Con el pasar del tiempo las criaturas murieron, se hundieron en el fondo marino prehistórico. Millones de años más tarde, una fina capa protectora de sedimentos se acumuló sobre sus restos, fosilizándolos. Con el pasar de los años, el océano se convirtió en un colosal desierto gracias a los vientos cargados de arena que cubrieron la superficie. Convirtiéndose en el último manto protector de los huesos de las ballenas prehistóricas que permanecieron ocultas durante milenios. 




Hace más de cien años, el viento que una vez cubrió los fósiles, fue el encargado de descubrirlos. El yacimiento es tan importante que los expertos sostienen que revela pruebas de la historia de uno de los mayores enigmas de la evolución de las ballenas; la aparición de la especie como mamífero oceánico a partir de la vida anterior como animal terrestre.

Actualmente, el yacimiento es un desierto de características geológicas singulares, convirtiendo al Valle de las Ballenas en uno de los sitios más importantes del mundo para demostrar el ya mencionado proceso evolutivo.




El hallazgo del lugar se hizo en 1903. Pero durante más de 80 años, el yacimiento cayó en el olvido, especialmente por el intrincado acceso.


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